Por qué se habla tanto (y tan mal) del plástico?

En los últimos años seguramente hayas observado que se está hablando sobre el plástico mucho y en términos muy negativos. Que si prohibir las pajitas, que si hay que pagar por las bolsas del supermercado, que si los mares están llenos de residuos, que si los peces tienen plástico en su interior, que si lo «cool» es comprar las cosas a granel…

Y todo esto, a qué viene?

Pues bien, aprovecho para comentarte que, a través de distintos posts, pretendo resolver dudas sobre temas relacionados con el medioambiente, la sostenibilidad, el zero waste, etc. Evidentemente, cada uno de estos temas da para varios libros y NO, no pretendo simular que soy experta en ninguno de ellos, simplemente pretendo dar unas pinceladas básicas para que comprendas mejor que todo esto es parte de la misma cosa: tener una actitud consciente con el entorno que nos rodea.

Vamos allá con el tema del plástico.

El plástico es un material que se inventó alrededor de 1900, aunque hasta los años 40 no se empezó a desarrollar tal como lo conocemos ahora. Como curiosidad: se creó porque un fabricante de bolas de billar (hasta entonces hechas de marfil) buscaba otro material y un inventor le presentó lo que llamaron “celuloide”. Seguramente os suene esa palabra, y es que ese material representó también el origen del cine!

Gracias al plástico en sus muy distintas versiones (como sabréis los hay más y menos resistentes/duraderos) se han producido una parte importante de los adelantos de la vida moderna: tanto en medicina como en medios de transporte, electrodomésticos, aparatos electrónicos, etc. Por tanto, apunte mental n° 1 en tu cabeza: todo el plástico NO es el demonio.

Entonces, cuál es el problema?

Cuando empieza a convertirse en un problema es cuando se le empieza a dar un uso inadecuado, es decir, la cultura del “usar y tirar”.

No olvidemos que el plástico está hecho de petróleo, materia prima no renovable (se agota, no es ilimitado) y que perdura hasta el infinito; por tanto utilizarlo para algo de forma efímera entenderéis que no es lo más razonable.

Te voy a dar unos datos curiosos sobre este tema:

  • TODOS los plásticos que se han fabricado en la Historia siguen en la Tierra (a eso me refiero con que «pedura hasta el infinito»)
  • Cada minuto se compran un millón de botellas de plástico en el mundo, y cada segundo utilizamos 160.000 bolsas de plástico. Solamente en España usamos más de 13 millones de pajitas diariamente.
  • El 40 % de la demanda de plásticos en Europa es para envases de un solo uso.
  • Solamente el 9 % del plástico del mundo se recicla.

Y qué impacto tiene esto?

  • El propio proceso productivo del plástico es MUY contaminante, y su principal materia prima es objeto de guerras. De verdad vale la pena todo ese lio para un “usar y tirar”?
  • Al descomponerse, los plásticos desprenden dos gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global mucho más que el CO2.
  • De seguir así, en 30 años habrá más toneladas de plástico que de peces en el océano.
  • Nuestro querido Mediterráneo contiene sólo el 1 % de las aguas del mundo y concentra el 7 % de los microplásticos del planeta.

Cómo hemos llegado a este punto?

Se llama sociedad de consumo, con origen en Estados Unidos en los años 50. Pregunta a cualquier persona de más de 60 años si en su infancia utilizaban bolsas de plástico, botes de gel, pajitas, botellas de agua o bandejas de poliexpan para frutas o carnes. Pregunta cuanto les duraban los electrodomésticos, y si tenían gofreras, palomiteros o calentadores de leche. Te adelanto que la respuesta es NO.

En esos años se hizo un esfuerzo enorme desde la publicidad para transformar los hábitos de la sociedad y que dejasen de llevar sus propias bolsas al mercado, beber agua del grifo o comprar pastillas de jabon. Al parecer, costó muchísimo que la gente pasase por el aro (al igual que va a costar mucho volver a pasar por este otro aro que es en realidad volver a lo anterior), y es que la gente no entendia por qué tenían que coger unas bolsas si ellos ya tenían las suyas, o gastar dinero en agua embotellada si ya les salía gratis del grifo.

Es curioso que lo que ahora se vende como hábitos modernos no es más que volver a como vivian nuestros padres/abuelos. Ni más ni menos.

Evidentemente nuestras vidas han cambiado mucho desde entonces, y lo que entonces fue “un plus de comodidad” ahora lo vemos como algo imprescindible dado el mundo acelerado en que vivimos y la cantidad de tareas que hacemos diariamente (por aquella época las mujeres ni siquiera trabajaban…). Por eso te adelanto que algunas de las medidas requieren un esfuerzo por nuestra parte, pero otras apenas ninguno. Lo que te aconsejo es que cuanto antes entiendas la problemática y asumas que vas a tener que cambiar algun hábito, menos te frustarás y más conversaciones absurdas te ahorrarás 🙂 . Esto es como lo de comer saludable.

Oye, que yo reciclo…

Pongamonos en el mejor de los escenarios: ciudadano concienciado que separa y recicla sus residuos. Pues bien, siento decirte que el reciclaje está lejos de ser la panacea, y te explico por qué.

  • Por un lado esta el plástico que se genera (llamémoslo “A”).
  • Por otro, el plástico que se lleva a reciclar (que la gente mete en las bolsas amarillas, como si dijéramos, llamémoslo “B”).
  • Y por otro, el plástico que realmente se recicla (llamémoslo “C”).

Pues bien, C es 9%, como os adelantaba antes. Sólo el 9% del plástico que se produce se recicla.

Quizá te sorprenda aun más que B no sea igual a C. Qué pasa, que encima de que te molestas en reservar un espacio en casa para una bolsa extra, encima de que educas a todos en tu casa de lo que hay que meter en ella, encima de que te acuerdas de llevarla al contenedor el dia que toca, etc, se va a parar al vertedero con el resto de residuos? Pues ni si ni no. La cifra más fiable que tengo para mostrar esto es que las botellas de agua son el producto con mayor tasa de reciclaje y de los más sencillos de reciclar y aun así sólo el 7 % se recicla de botella a botella.

Y por qué? Pues porque los distintos tipos de plásticos no se pueden reciclar juntos y la dificultad de identificarlos y separarlos lo complica todavía más. Además, los plásticos sólo se reciclan en la medida en que el producto resultante se pueda emplear para otra cosa. Por ejemplo, las bandejas blancas donde viene a veces la fruta o la carne no tienen interés una vez recicladas (no se puede hacer nada con ello, o a nadie le interesa), por tanto todas esas bandejas aunque tu las hayas llevado a reciclar irán a parar al vertedero.

Por cierto, quizá pienses (como yo hasta hace poco) que el vertedero es un sitio donde se hace desaparecer la basura y problema resuelto. Pues NO, de hecho los vertederos tienen un impacto medioambiental brutal.

Entonces, qué narices quieres/quieren que haga?

Quizá hayas llegado a la conclusión tu solit@ después de leer todo este post: la solución no es (solamente) reciclar, sino mantener un consumo razonable y consciente de las consecuencias/impacto medioambiental, y por eso todas las medidas que estamos viendo en todas partes últimamente (bolsas, pajitas, etc).

Quizá te ayude visualizar la situación ideal y, a partir de ella, reducir. Situación ideal: que no tuvieses necesidad de utilizar “la bolsa amarilla”. Hay cosas que difícilmente podrás eliminar o que te costaría más (en mi caso, no me imagino prescindiendo de leche o yogures), pero si lo piensas verás que gran parte de lo que hay en esas bolsas son cosas prescindibles y por lo general poco saludables (todos los ultraprocesados vienen en envoltorios de plástico – véase patatas fritas, bollos, embutidos, galletas, refrescos, postres, salsas…).

En posteriores posts hablaré de como reducir el plástico en distintas zonas de tu casa, ya que es un tema que da muchísimo de si y del que he aprendido un monton en los últimos años desde que vivo en Luxemburgo. Si te interesa algo en particular, házmelo saber en comentarios!!!

Espero que te haya gustado y haberte aportado algun conocimiento nuevo. Si además he conseguido hacerte ver las cosas de forma distinta o cambiar algun habito, ya me puedo dar por totalmente satisfecha!

Hasta la próxima!!!

PD Si te interesa saber mas sobre el tema, te recomiendo mucho el libro “Vivir sin plástico”, de Patricia Reina y Fernando Gomez Soria. De este libro aprendi muchísimas cosas y parte de los datos que os doy proceden de él (en el libro encontrareis el origen de esos datos contrastados).

6 trucos para ser más punctual (y ventajas de serlo)

Buenos días amigos!

Por lo general, el mundo se divide en personas “naturalmente” puntuales y personas “naturalmente” impuntuales. En mi caso, creo que nací impuntual pero poco a poco (imagino que vivir en Centroeuropa me ha ayudado jeje) me he ido convirtiendo en puntual, y es por ello que me hace especial ilusión escribir este post.

Y es que la puntualidad, amig@s, es algo a lo que TODOS debemos aspirar. No hay más vuelta de hoja, ser impuntual es objetivamente MALO, y si has tenido la poca fortuna de nacer “naturalmente” impuntual, te propongo que lo selecciones como propósito del 2022. Con este post pretendo convencerte de por qué, y darte ideas para hacerlo con éxito 🙂 .

Ventajas de ser puntual

Por más excusas o justificaciones que se busquen, ser impuntual no tiene ningún beneficio y, aunque a veces siendo impuntuales nos creemos que somos más productivos porque «hemos hecho más cosas», a la larga os aseguro que NO es así!

Siendo puntual ganas en:

  • Respeto social (a la gente puntual les parece una falta de respeto hacia su tiempo, ya que han hecho un esfuerzo quiza importante por estar a tiempo y a ti parece darte igual). Y es que la empatía es bastante más que una palabra que está de moda últimamente…
  • De la mano de lo anterior, credibilidad (1-2 veces “cuela”, pero mas allá de eso te ganas la fama y te conviertes en una persona de poco fiar)
  • Menos angustia/ansiedad (porque hay que reconocer que la sensación de estar llegando tarde es desagradable)
  • Ahorro en muchos casos (anda que no se han perdido vuelos o hemos tenido que aparcar en parkings o tenido que comprar cosas más caras por dejarlo para el último momento…)…
  • En el plano laboral, es absolutamente imprescindible, no tanto en cuanto a llegar en hora a la oficina, sino en cuanto a ser puntual en las reuniones, entregar a tiempo lo prometido, llegar antes de tiempo a una entrevista… Es un aspecto diferencial.

Tipos de impuntuales

Para pensar en los trucos para mejorar la puntualidad es clave entender el origen de las impuntualidades, que para cada cual pueden ser distintas ya que es un tema fisiologico y psicologico.

Se habla de hasta 8 tipos de impuntuales. Descubre con cuál te sientes identificado…

  1. El optimista – en su interior realmente piensa «en 15 minutos en total estaré duchad@ y list@ para salir de casa», «esto me lo ventilo en 10 minutos» – en definitiva, poco realismo a la hora de estimar el tiempo necesario para realizar tareas. Considero que este es el tipo más frecuente.
  2. El despistado – «se me ha ido el santo al cielo»
  3. El obsesivo compulsivo y/o perfeccionista – tiene que revisar todo varias veces antes de salir de casa o de ir a una reunion, por si acaso algo falla
  4. El depresivo – «me falta decision, motivacion o energia para hacer las tareas programadas», «hasta elegir la ropa o qué transporte escoger me cuesta»
  5. El postergador – «si no siento la presion de tener que hacer algo, me cuesta mas hacerlo»
  6. El relativista – «15 minutos de retraso no son para tanto, hay que ver qué exagerad@»
  7. El maleducado – en su casa ha vivido la impuntualidad como algo natural y por tanto no lo ve un problema
  8. El narcisista y/o histrionico – ve llegar tarde como una forma de superioridad, o bien prefiere asegurarse de que todo el mundo estara alli para ahorrarse iniciar conversaciones

Pues bien, cuáles son esos truquitos?

Los trucos que os doy sirven para mejorar la conducta de los 2 primeros tipos de impuntuales, esto es, el optimista y el despistado.

Y es que para los demas tipos, no es tanto cuestion de trucos sino de la percepcion personal sobre la importancia de la puntualidad (que espero haber mejorado en la seccion «Ventajas») o de la resolucion de problemas que van mas alla de la puntualidad como puedan ser la depresion o el perfeccionismo. Para estos casos, la mejora en puntualidad vendra dada por tratar esos problemillas de manera separada.

1.Toma consciencia de lo que tardas en hacer ciertas tareas básicas.

Cuánto tardas en arreglarte? Sé realista, no lo infravalores! Quizá la próxima vez que te arregles podrías cronometrar (tienes un cronometro donde la alarma de tu movil) cuánto tardas desde que empiezas hasta que sales por la puerta de tu casa.

Arreglarse no es ducharse. Arreglarse incluye elegir la ropa, ducharse, arreglarse, preparer el bolso, cerrar la casa (a veces vas a salir y te das cuenta de que tenias cosas por ahí que no puedes dejar, como por ejemplo algo de comida que hay que guardar en la nevera y tienes que hacerle hueco), llegar al coche o medio de transporte… Es decir, cuando pensamos por dentro “bueno, tengo que salir de casa a las 17.50, como tardo 10 minutos en arreglarme empezaré a las 17.40). Pues bien, te aseguro que antes de las 18.00 no habrás salido, por H o por B. porque SIEMPRE hay H y/o B!!!

Este es sólo un ejemplo, pero como el hay mil. Saca el cronometro y veras!!!

2. Deja un margen para imprevistos y haz “retroplanning”

En cierto modo está incluido en el truco anterior.

El tiempo que calculamos para las tareas debe incluir cierto minimargen para imprevistos, porque siempre sieeempre los hay. Y si tenemos niños, ni os cuento, ese margen se multiplica dado que cuando no hay que cambiar un pañal hay que atender una rabieta por un zapato que no le apetece ponerse o que se tire un vaso de agua encima…

Calcula este tiempo y haz retroplanning. Esto significa que, si vas a coger un vuelo a las 17h, empieza a calcular hacia atrás para saber cuándo debes empezar a arreglarte, por ejemplo. Vuelo a las 17h – aeropuerto a las 15h – tardas 30 min en llegar desde casa, luego hay que salir a las 14.30 – tardas 15 minutos en cerrar la casa (sacar la basura, apagar luces o calefacción, recoger un poco…) y 30 en arreglarte (sí, 30) asi que tienes que empezar a arreglarte a las 13.45.

3. No sobrecargues tu agenda (una vez más, sé realista!)

He observado que muchas veces el origen de la impuntualidad es pretender hacer demasiadas cosas en un tiempo record.

Por ejemplo, pensar que un sábado por la mañana te va a dar tiempo de ir al gimnasio, desayunar tranquilamente, ir a la compra, cocinar un par de platos, arreglarte e ir a una comida a las 14h. Oye, que quizá lo consigas si tienes todo a 10 metros de tu casa o te levantas a las 6am, pero lo más probable es que llegues a la casa a las 15h después de 1000 disculpas y un agobio tremendo.

A veces, tener la agenda sobrecargada es consecuencia de no saber decir “no”. Si fulanito te ha pedido que le ayudes a montar un nuevo mueble de ikea el sábado por la mañana y sabes que es tu único momento para hacer la compra y luego tienes una comida a la que vas a llevar una tarta, quizá convenga que le digas a fulanito que el sábado por la mañana no puedes ayudarle a montar su mueble. Fulanito seguramente no se enfade, y seguramente apreciará que cuando otro día quedes con él a comer, llegues puntual.

4. Ponte alarmas

De nuevo, como en el primer truco, haz uso de la parte buena de las tecnologías, una vez tengas claro los puntos 1, 2 y 3.

Si tienes que llevar a tu hijo a un cumpleaños que es a las 16h, ponte una alarma considerando lo que se tarda en llegar pero también lo que vas a tardar en arreglaros los 2, y de nuevo deja un margen porque como he dicho antes, con los ninos nunca se sabe.

5. Deja de lado las distracciones cuando vas corto de tiempo

Visualízate: estas desayunando (sabes que tardas 10 minutos en hacerlo), te pones a mirar el móvil y de pronto es la hora de salir y no le has dado ni el primer sorbo al café ni el primer mordisco a la tostada.

Pues eso, que ya tendrás tiempo de responder whatsapps, leer el periódico, los posts de varianity 😉 o echar un ojillo a las redes sociales cuando estés de camino al trabajo o a donde vayas. Ahora, céntrate.

6. Avisa CON TIEMPO

Si vas a llegar tarde, aunque no es algo que debas asumir como costumbre, AVISA. Pero no avises a la hora en que has quedado, sino a la hora en que identifiques que no te va a dar tiempo de estar a la hora.

Por ejemplo, si has quedado con alguien que te va a recoger en tu casa a las 18h y a las 17.45 no te has empezado a arreglar (por la razón que sea), no esperes a avisarle a las 18h, díselo en este momento ya que quizá le evites salir de casa o quizá este haciendo grandísimos esfuerzos (en vano) por llegar a tu casa puntual.

Espero que os hayan gustado estos truquitos, cualquier comentario sera bienvenido: si eres impuntual, qué tipo de impuntual eres? Cual de estos trucos te ha sorprendido mas?

El minimalismo: una mentalidad que te puede cambiar la vida

Quizá hayas oido hablar del minimalismo. Con mayor probabilidad lo habrás escuchado referido al diseño de interiores, ya que se emplea este término para referirse a la decoración funcional, sobria, con pocos elementos.

el post de hoy no se refiere a ese minimalismo, aunque sí que tiene un elemento común, que luego entenderéis. Os voy a hablar del minimalismo como estilo de vida.

la primera vez que me topé con este término fue con un documental que me recomendó mi hermana hace ya unos 4 años. Se llamaba “Minimalism, a documentary about the important things” (creo que está en Netflix o incluso en youtube, tanto en inglés como en español, por si os interesa). En él, dos chicos de mediana edad contaban que un par de sucesos importantes (ej. la muerte de un familiar) les hicieron plantearse su vida desde lo más profundo. Hasta entonces su vida se basaba, como la de muchos, en una búsqueda del éxito orientada hacia el dinero, tener muchas cosas, viajar más que nadie, hacer planes todo el rato, estar hiperconectado con el mayor número de gente posible, etc. En Estados Unidos esta forma de ver la vida es realmente fuerte, de manera que si no lo logras te sientes un fracasado, pero tengamos en cuenta que lo que ocurre allí se traslada aquí en poco tiempo, por tanto no está de más ir viendo cómo resuelven esas cosillas insostenibles para no caer en lo mismo, no os parece?

La cuestión es que en el documental contaban que se habían dado cuenta de que en realidad lo que nos da la felicidad no es el tener mas ni hacer mas planes ni nada de eso. Y es algo que se ve siempre en gente que alcanza la fama y el dinero (tipo futbolistas o actores de Hollywood): todos ellos aseguran que eso no es lo que da la felicidad. Y podemos pensar “ya claro, eso es fácil decirlo cuando lo tienen todo”, pues bien, te invito a pensar de otra manera: si las personas que han llegado a eso nos lo están diciendo claramente (y coinciden la gran mayoría), quizá nos podemos ahorrar el agobiante y frustrante intento y tratar de buscar la felicidad en otras cosas. Otro ejemplo de esto es que la gente esta a punto de fallecer nunca jamás dice haberse arrepentido de tener menos cosas ni de haber trabajado menos: si acaso se arrepienten de no haber dedicado tiempo suficiente a sus seres queridos.

me estoy desviando un poco del tema minimalista, pero creo que esta introducción sirve para encuadrar un poco el asunto.

El minimalismo es una forma de vivir que busca la eliminación de lo superfluo para centrarse en lo esencial. Si lo piensas, en el estilo de decoración que os contaba al principio eso es lo que se hace. Pero en cuanto al estilo de vida, aplica tanto a los objetos (tener lo justo y necesario) como a los planes (hacer los que realmente te aporten algo, o sean imprescindibles) e incluso a los pensamientos (no malgastes tu energía/humor en darle vueltas a cosas que no aportan nada).

Voy a ir profundizando brevemente en cada uno de estos 3 aspectos, y en el futuro escribiré en detalle y con ejemplos practicos sobre el tema porque no sabéis lo que da de si!

En cuanto a los objetos…

Ser minimalista consiste en no “sobretener”. No se trata en absoluto de convertirse en un monje con  3 cosas en casa. Pero sí que se trata de plantearse si realmente tiene sentido tener «tanto, de todo». Ejemplos: 5 champús abiertos, 6 perfumes, 4 vajillas, 100 juguetes o 25 zapatos.

o si tiene sentido tener en cada casa toda la caja de herramientas que vas a utilizar 1 vez cada 3 meses, o 6 sillas extra por si vienen invitados, una karcher para limpiar a presión el suelo de la terraza cada primavera, o tazas de consomé para usar solamente en navidades.

o si realmente es necesario tener un palomitero, un producto de limpieza para cada tipo de superficie del hogar, una crepera, guardar todas esas bolsas «monas» que te dan en tiendas, o tener 4 tipos de guantes distintos.

Realmente, con tener 1 o 2 champús abiertos, perfumes y vajillas, 5-8 juguetes por niño, y 6 pares de zapatos para distintas ocasiones, estas bastante servido.

en cuanto a los otros artículos que menciono de uso mas espaciado (herramientas, sillas extra, karcher, tazas de consomé), quizá con tener uno en la familia o en el edificio de vecinos estas servido.

sobre la ultima lista (palomitero y compania), directamente hay objetos de los que directamente podemos prescindir.

ser minimalista en cuanto a objetos reduce el espacio necesario para almacenar, ayuda al orden, ayuda a la concentración, reduce gastos, reduce quebraderos de cabeza por ir a arreglarlos cuando se estropean, y es realmente mas sostenible desde el punto de vista medioambiental (hasta hace no mucho, no me paraba a pensar en los recursos necesarios para producir las cosas, y realmente es algo a tener en cuenta, sobre todo si son artículos que vamos a usar poco o nada…).

Para llegar a esto hay mil formas y niveles de exigencia, pero todo empieza, como todo en el minimalismo, por plantearse lo que tenemos y lo que necesitamos, dar salida a lo que sobre, y (muy importante) NO dar entrada a lo que NO nos aporte realmente nada. En futuros posts os dare ideas para hacer esto de una forma ordenada.

Pasando al plano de los planes…

Seguramente te haya pasado que acabes el fin de semana o las vacaciones agotad@, casi mas que entre semana. esto, si te paras a pensarlo, a priori no tiene sentido ya que las vacaciones están para descansar. si tienes niños, evidentemente es mas complicado, pero en cualquier caso el minimalismo ayuda. se trata de pensar qué planes realmente te aportan algo a ti y a tus seres queridos, y desechar los demás. no se trata de volverse asocial o de no ver a tu familia, se trata de ser mas selectivos y no decir que si a todo por norma.

La gente sabra que si estas ahi es porque realmente quieres estar, estaras de major humor y escuchando a los demas, y seguramente no estaras mas pendiente del reloj por el siguiente plan que por el plan actual…

Y, por ultimo, lo que pasa por nuestra cabecita

Como adelantaba antes: no malgastes tu energía/humor en darle vueltas a cosas que no aportan nada

Comportamientos humanos y frecuentes como criticar, juzgar, compararse, lamentarse por lo maravillosa que hubiese sido nuestra vida si hubiésemos nacido en otro momento, arrepentirse sin buscar solucion, autocompadecerse, pelearse por tonterias etc no sirven para NADA mas que para sentirse mal o hacer sentir mal a otros. Es una pérdida de tiempo que no hace mas que hacernos infelices.

La actitud minimalista en este respecto quedaria resumida como la cancion de los Beatles: «let it be». Relajate un poco, no le des importancia y, sobre todo, identifica por qué te enervan todas esas cosas. La gente satisfecha consigo misma no anda criticando, juzgando, comparando ni autocompadeciendose por ahi, y generalmente no genera peleas tontas. Empieza por ahi…

Un ultimo apunte final que afecta a todo lo anterior…

La primera palabra que debes aprender si quieres empezar a ser minimalista

Como seres humanos y siguiendo los modelos tradicionales de educacion, nos cuesta mucho decir «no».

Quiza no nos resulte tan complicado decir «no» cuando se trata de algo que traspasa nuestros valores éticos, pero si que nos resulta muy dificil o incluso imposible decir «no» a conocer a un potencial nuevo amigo, aceptar un objeto gratuito, un plan que no te aporta demasiado pero que te sientes obligado, un bollo en la oficina…

Decir «no» a un objeto, un plan o una nueva potencial amistad (y, por supuesto, a un bollo) no te privará de la felicidad, ni a corto ni a largo plazo. Es mas, es mas probable que te haga sentir fenomenal, porque una vez identificado lo que «si», sientes que estas llevando tu vida por donde quieres, y no por la inercia. Ademas, si lo dices de forma educada y asertiva, el respeto que te tiene la gente aumenta. Sabran que cuando dices si es si, y que no vale la pena insistirte cuando dices «no».

Te resulta familiar esa sensacion de «pero y a mi quien me manda haber aceptado esto?» o «pero y yo que pinto aqui?»? Estaras conmigo en que es tan frecuente como desagradable, y el minimalismo es una forma de abordarlo, como decia, identificando aquello que «si» nos aporta algo y dejando de lado lo que no lo hace.

He estado un año sin comprar, y estas son mis conclusiones

Muy buenos días queridos lectores.

Tenía muchas ganas de escribir sobre esto, ya que a lo tonto llevo un año viviendo esta experiencia y sin contarlo demasiado – ni siquiera en mi entorno cercano. Tanto cuando empecé como hasta estos días, no me había planteado si compartiría mi experiencia, pero creo que puede resultar de interés para much@s, de modo que aquí me tenéis!

Me dejo de rodeos y paso a contaros el origen de esta decisión, cómo lo he hecho y de qué me ha servido.

Por qué un año sin comprar?

En junio del verano pasado viajé a Madrid de visita (ay, dónde quedaron aquellas épocas en que volar un fin de semana era posible y responsable…). Cuando estaba deshaciendo mi maleta, mi madre dijo sin ninguna intención en especial: “vaya, todo lo que te has traído es nuevo!”. La verdad es que dije “ah, sí?” y me fui a cenar con mis amigas con el runrún en la cabeza.

Y es que resultaba que ese mismo mes mi empresa se había mudado a una nueva zona, en la que hay un centro comercial. Pasamos de estar en un polígono industrial a tener al lado miles de tiendas que, hasta entonces, echaba muchísimo de menos ya que en Luxemburgo no existían. Me paré a pensar en lo que me había dicho mi madre y me di cuenta de que me pasaba por el centro con mucha frecuencia, prácticamente cada día. De todo tipo de calidades y precios, con frecuencia compraba algo, ya fuese un camisón, un traje de baño, un esmalte de uñas o unas sandalias. Evidentemente ninguno de esos artículos era necesario. Ya tenía camisones, trajes de baño, esmaltes de esa misma gama de colores y sandalias, de modo que pensé: “y por qué lo estoy haciendo? qué necesidad trato de cubrir? sería capaz de no caer en la tentación durante un largo tiempo?”.

Así que decidí hacer algo similar a lo que hice con el azúcar hace un par de años: en ese caso lo dejé durante 3 meses para comprobar qué pasaba en mi cuerpo, si era adicta, si ya no lo querría más etc. No voy a entrar en los resultados de mi experiencia con el azúcar (bueno, si me lo pedís… jejeje), simplemente lo uso como introducción para contaros que así surgió la idea que motiva este post: me propuse estar un año sin comprar nada.

Lo primero que pensaréis será: sin comprar nada “nada”? “y si te lo regalan?”

La idea inicial era no comprar nada de ropa, que era en lo que veía que me estaba excediendo. Pero poco a poco me di cuenta de que realmente lo que tenía era el hábito de comprar por impulso en general (ropa, cosméticos, libros, decoración, menaje de cocina, apps)… El proceso mental era el siguiente: veo algo > me gusta > estoy conforme con su precio > me lo compro. En ese proceso no entraba el planteamiento “tengo algo parecido o que me haga un papel similar? está justificado desde el punto de vista de responsabilidad medioambiental (os remito a mi post sobre zero waste) que me compre esto? tengo espacio para guardarlo? estoy dispuest@ a mantenerlo?”. Total, que lo que empecé como «nada de ropa» al final lo extendí a casi todo. Y digo “casi” porque alguna cosa sí que he comprado, fundamentalmente libros y cosméticos necesarios (de lo demás no), pero lo verdaderamente importante es que he logrado incluir en mi mente antes de comprar cualquier cosa esas preguntas que mencionaba antes.

El tema “y si te lo regalan?” no ha sido del todo fácil de gestionar. Con mi marido, cuando era ocasión de regalar, sabiendo que estaba “en mi temporada sin comprar nada” se decantaba más por regalarme servicios (por ejemplo, la suscripción a mi centro de yoga, una escapada de fin de semana, un tratamiento facial…) o, en muuuuy contadas ocasiones, alguna cosa material como los airpods. En el caso del resto de personas de mi alrededor, no he puesto restricciones ya que me parecía de mal gusto, así que sí que he tenido oportunidad de estrenar algunas cositas de ropa y artilugios de cocina chulos como el aeroccino (espumador de leche) y la Crockpot.

Qué he echado de menos

La verdad es que el plan en sí de “ir de compras” me encantaba, ya fuese sola o acompañada, y me hace mucha ilusión volver a retomarlo, aunque sé que en adelante va a ser más ir de tiendas que de compras, porque esas preguntitas mentales no se me van a ir!

Hay caprichitos de ropa y de decoración que me han tentado mucho cuando los he ido viendo en fotos o en gente (por qué Zara Home ha tenido que hacer una colección taaan bonita justo este año? jejeje). Mis ganas casi enfermizas de comprarme cuencos bonitos y demás menaje para las fotos del blog no han desaparecido. Viajar y no ir a ciertas tiendas que sabes que son más baratas que en tu ciudad da cierta rabia. He tenido muchas ganas de cocinar mis propios gofres y donuts caseros, para los que necesitas un cacharrito especial.

Pero en general la parte impulsiva se me fue a los 2 meses, después el hábito ya estaba instaurado. De hecho, cuando me preguntan “qué harás cuando finalice tu reto” siempre contesto que nada en especial, no tengo de verdad unas ganas tremendas de ir de compras y arrasar, si veo algo que cumple con mis preguntas que os he dicho arriba entonces lo compraré, y si no pues no!

Qué he sacado en claro

Lo resumo en 5 puntos:

  • Sobreabundancia – much@s tenemos una cantidad excesiva y absurda “de todo”. Al principio pensé que quizá mi forma de vestir se iba a ver resentida, que se iba a «notar» que repetía ropa en la oficina, y estupideces por el estilo. Pues bien, me da hasta vergüenza decirlo pero creo que apenas he repetido “modelito” en este periodo. Al final, con los cambios de estación tienes muchas prendas y, si cuidas tu ropa, dura varios años y se va acumulando, de manera que al final no es tan descabellado que en la actualidad una persona en sus 30 tenga una cantidad desmesurada de modelitos.
  • Tiempo – me he dado cuenta de la cantidad de tiempo que dedicaba (no sé si decir “perdía”) en ir de compras. Poniendo la vista atrás y sin que haya sido algo consciente o planificado, creo que ese tiempo lo he dedicado a hacer ejercicio, estudiarme la certificación que estaba estudiando y quedar con gente.
  • Dinero – en general haciendo un consumo consciente se evitan grandes gastos, un excedente que puedes emplear para ahorrar o para dedicar a algo más productivo o generoso. Personalmente, a lo largo de este año he notado que mi capacidad disponible a final de mes era mayor – si bien no he notado un ahorro espectacular, esto seguramente sea porque lo he empleado en otras cosas.
  • Hábito e impulso – me he dado cuenta de la cantidad de compras por impulso que se hacen (tener paypal y apps como amazon es un peligro que hay que saber manejar jejeje), y de que esto es un hábito de lo más instaurado para mucha gente. Y el problema de esto es que en cada acción de compra hay un impacto medioambiental que no podemos ignorar, porque (como os detallaba en el post de zero waste), hay que considerar el gasto de recursos y las emisiones que se producen cuando se fabrican los objetos y también cuando se desechan.
  • Apreciación de lo que ya tenía, creatividad, versatilidad – al no comprar nuevas cosas, te ves forzad@ a reparar las que ya tienes (coser, pegar), descubres nuevos usos de cosas que ya tenías, como que con tu estuche de vapor para microondas puedes hacer palomitas y no tienes que comprarte el palomitero, que con tu thermomix puedes moler café, que en lugar de comprarme una Karcher para usarla 2 veces al año podía pedírsela a una compañera…

Pero lo más importante, y con esto termino el post, esta experiencia me ha hecho comprender de verdad el dicho “no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”. No sabéis hasta qué punto es cierto y liberador no ligar tu felicidad a objetos materiales, tratar de cultivarla tú mism@ con otro tipo de estímulos y cuidando las relaciones con otras personas, no envidiar a alguien porque tenga mejor posición que tú ya que no te interesan todas esas cosas que puede adquirir!

Os agradezco de corazón que hayáis llegado a leer hasta el final; espero que os haya gustado y que, quién sabe, os inspire o anime a incorporar las mencionadas preguntitas antes de comprar cualquier cosa:

  • tengo algo parecido o que me haga un papel similar?
  • está justificado desde el punto de vista de responsabilidad medioambiental que me compre esto?
  • tengo espacio para guardarlo?
  • estoy dispuest@ a mantenerlo?

Qué es eso de «zero waste»?

Hola amig@s!

Como os adelantaba ayer, hace tiempo que llevaba dándole vueltas a la idea de ampliar la temática de este blog. No voy a repetir con todo detalle lo que os comentaba en el post de ayer, simplemente os resumo que:

  • NO, no voy a dejar de publicar recetas.
  • Publicaré periódicamente posts sobre temas como organización/productividad, nutrición, cosmética, cuidado del medio ambiente, ejercicio, minimalismo…
  • Todo ello enmarcado dentro de un estilo de vida más consciente.

He elegido el tema del “zero waste”, o “cero residuos” como el primero del que hablar porque hace algo más de un mes acudí a un evento sobre este movimiento y percibí muchísimo interés por vuestra parte cuando publiqué algunas fotos en Instagram.

Y es que es un tema de lo más interesante, algo sobre lo que, en cuanto empiezas a curiosear, no puedes parar porque da para taaaaanto…

Empecemos por lo básico… qué es eso de “zero waste”, o “cero residuos”?

Si bien su nombre puede llevar a equívoco, se trata de un movimiento que promueve la reducción de los residuos y la basura que los seres humanos producimos. Digo que puede llevar a equívoco dado que su nombre “cero” no debe ser tomado al pie de la letra (es poco realista pensar en no generar residuos) sino de manera más flexible: reducirlos “lo más posible”.

Se calcula que cada persona genera una media de 1,2 kg de basura al día, lo que a nivel global se traduce en unas 8.000 millones de toneladas que hay que «gestionar».

Por qué debe importarnos generar menos residuos?

Por 2 motivos (medioambientales) que deben ser considerados de manera conjunta:

  1. Porque el propio proceso de producción de la mayor parte de los bienes (alimentos, productos, etc) conlleva el consumo de unos recursos que son limitados y es, en sí mismo, contaminante. No creo necesario meterme en por qué debe preocuparnos el tema de la contaminación, no?
  2. Porque el proceso de “deshacerse de lo producido” no es, ni mucho menos, perfecto (ni va a serlo nunca, después entenderéis por qué el reciclaje NO es la solución).

Dame una guía rápida y fácil…

Antes de empezar a poner en práctica el zero waste (pronto publicaré posts con trucos concretos), es preciso hacer varias reflexiones. Y es que el zero waste gira en torno a la regla de las 5 erres: Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar y Reincorporar. Es importante recordar que estas reglas van en orden de prioridad, es decir, las primeras «erres» son mejores para el medioambiente que las ultimas.

UN CONSEJO IMPORTANTE: tómate tu tiempo en leer y asimilar los detalles de las 5 erres que te voy a contar ahora mismo. Si logro que el contenido cale hondo en ti, te hará plantearte hábitos que seguramente tengas incrustados desde hace muchos años, de modo que no tengas prisa ni intentes cambiar todo de una vez, ya que de lo contrario corres el riesgo de abandonar enseguida 🙂 . Esto es como cuando quieres mejorar tu salud y de la noche a la manana pasas a comer lechuga y pollo y te pones a correr 10 km…

Empezamos!

PRIMERA ERRE: RECHAZAR– el mensaje es muy sencillo: NO comprar/aceptar gratuitamente nada que no nos aporte realmente.

Pensemos qué hacemos con los panfletos de propaganda o los imanes que cogemos por la calle, las chorraditas que te dan en los supermercados para los niños, los bolis u otros artículos de ferias profesionales, las bolsas de tiendas… Tirarlos el mismo día o acumularlos en cajones! Que algo sea «gratis» para al consumidor no implica que haya que cogerlo, ya que hay que tener en cuenta el impacto medioambiental que ha tenido fabricarlo y el que va a tener desprenderse de él… La idea que subyace a «rechazar» es que disminuimos la demanda de estos artículos, llegando incluso a dejar de fabricarse.

SEGUNDA ERRE: REDUCIR– no voy a ponerme a desarrollar hoy (otro día sí!) el tema del minimalismo, pero para que entendáis a qué nos referimos con “reducir”…

Re-pensemos por un lado cuando decimos “me voy a comprar X porque lo necesito”. No todo lo que decimos que necesitamos lo necesitamos “de verdad”. Piensa en esa gofrera que estrenaste un dia, en esa equipación de buceo que compraste para tu viaje de novios, serums para cada esquina de tu cara o productos de limpieza del hogar distintos, o en ese bolsito tan chulo que solamente te has puesto en una boda…De nuevo, generalmente cuando compramos no somos conscientes del impacto medioambiental que tiene esa decisión (producir las cosas + deshacerse de ellas). Un par de ejemplos concretos: la ropa requiere cantidades ingentes de petróleo (tejidos sintéticos) y de agua (naturales y sintéticos) para fabricarla – unos simples vaqueros, 3.000 litros de agua. Otro ejemplo: los alimentos – un filete de ternera 7.000 litros, frente a 1.500 de 1 kg entero de arroz. Por tanto, reducir implica empezar a comprar y elegir de forma responsable/razonable, abandonando el consumismo desmesurado.

Por otro lado, podemos reducir el consumo de cosas complementarias que no nos aportan nada. Qué te aporta que los plátanos vengan en una bandejita con film encima frente a comprar tal cual el manojo? Qué te aporta tener la enésima bolsa de plástico del supermercado o de tienda preciosa? Seguro que no puedes beber agua del grifo en lugar de embotellada? Además, te has fijado alguna vez que la mayoría de productos envasados son ultraprocesados (insanos)?

En este apartado es importantísima una parte: la alimentación. Alrededor del 50% de los desperdicios alimentarios a nivel global tienen lugar en nuestras casas, y ello por causa de una inadecuada planificación a la hora de comprar. Imagínatelo así: tirando a la basura un simple filete que compraste de más o que se te ha olvidado en la nevera estas implícitamente despreciando los 7.000 litros de agua (además de otros recursos, el esfuerzo del ganadero etc) que se emplearon para su producción. De locos, verdad? La solución en este caso es algo que no me canso de repetir en este blog y en mis stories: hazte menús y ve a la compra con ellos en mente para no comprar de más.

TERCERA ERRE: REUTILIZAR– tanto cosas tuyas como de tu entorno.

Cosas tuyas? Botes de legumbres de cristal que pueden servirte para almacenar mil cosas, ropa vieja como trapos, restos de comida para otras recetas…

Cosas de tu entorno? Artilugios de bebé que te pueda prestar tu familia/amigos o comprarlos de segunda mano, equipamiento deportivo, electrónica, muebles, juguetes… Rara vez he buscado algo en wallapop y no lo he encontrado, en serio. Y os prometo que el placer que me da comprar por wallapop es en un 90% saber que estoy dándole uso a algo que iba a ser desechado, y el 10% el hecho de que sea más barato…

En este apartado de “reutilizar” también entra la sustitución de las cosas desechables por reutilizables (botellas de agua, tazas de café, bolsas de la compra… ya os daré más ejemplos en su día 🙂 ).

CUARTA ERRE: RECICLAR – respetando el orden anterior, todo lo que no hayamos rechazado, reducido o reutilizado debemos reciclarlo.

Quizá os sorprenda verlo en cuarto lugar, y es que, para no parar esta rueda del consumismo desmesurado, “nos han vendido” que la solución a todo es el reciclaje, cuando no es en absoluto así! Reciclar es un proceso complejísimo y lejos de ser perfecto por múltiples motivos. Como en otros temas que he tocado, no voy a profundizar en este post sobre ello, pero os doy un ejemplo: de todo lo que metemos en la bolsa amarilla (plásticos, metales y tetrabrick), una ínfima parte termina reciclándose verdaderamente, ya que para que algo se recicle es preciso que haya una empresa interesada en comprar esa materia reciclada para fabricar otra cosa, y si no lo hay no se recicla, Otro ejemplo, todo tiene que estar ultralimpio, y si no no se recicla: acaso lavas el envase de yogur antes de tirarlo?

Por favor que no se tome lo anterior como una alentación a no reciclar, para nada! Simplemente pretendo que entendáis que reciclar en casa es mejor que no hacer nada, pero solamente tiene sentido ecológico si antes hemos hecho caso de las 3 anteriores erres (que tienen mucho más impacto medioambiental).

QUINTA ERRE: REINCORPORARaquí voy a salirme del guión. Y es que esta última R hace referencia a hacer compost con los residuos orgánicos que generamos en casa, cosa que en Luxemburgo (donde vivo) es más fácil porque hay un contenedor especial para ello pero no es el caso en todas partes… Por ello me voy a permitir la licencia de sustituir “reincorporar” por “REPARAR”.

Las generaciones que vivimos ahora no tenemos cultura de reparar. En cuanto algo se estropea, nuestra primera reacción es tirarlo y comprar otra cosa, también porque en muchos casos (coches, lavadoras…) no tenemos otra opción dado el coste de reparación, pero sí que hay muchas cosas que podríamos reparar y no lo hacemos. Un calcetín con un agujero lo puedes coser, un azucarero al que se le ha despegado la tapa la puedes pegar, los zapateros hacen auténticas maravillas con zapatos que parecen para tirar… Para las cosas que se pueden hacer en casa, si eres poco hábil (como yo), te alegrará saber que hay tutoriales de absolutamente todo en youtube. Y la satisfacción que produce haber arreglado algo eclipsa la del hecho de que te estas ahorrando ese dinerito… Además, lo que estás haciendo realmente es una acción responsable para con la naturaleza: estás evitando emplear muuuchos recursos para crear otro objeto innecesariamente!

En próximos posts os daré ideas concretas de cómo reducir desechos en distintos hábitos de nuestra vida, habitaciones de la casa, oficina, etc.

Espero que os haya gustado este primer posts sobre cuestiones “no recetiles”, si es así seguiré compartiendo contenido de este tipo periódicamente. Y si se os ocurre algún tema del que os gustaría que escribiese, no dudéis en contactarme!