En los últimos años seguramente hayas observado que se está hablando sobre el plástico mucho y en términos muy negativos. Que si prohibir las pajitas, que si hay que pagar por las bolsas del supermercado, que si los mares están llenos de residuos, que si los peces tienen plástico en su interior, que si lo «cool» es comprar las cosas a granel…
Y todo esto, a qué viene?
Pues bien, aprovecho para comentarte que, a través de distintos posts, pretendo resolver dudas sobre temas relacionados con el medioambiente, la sostenibilidad, el zero waste, etc. Evidentemente, cada uno de estos temas da para varios libros y NO, no pretendo simular que soy experta en ninguno de ellos, simplemente pretendo dar unas pinceladas básicas para que comprendas mejor que todo esto es parte de la misma cosa: tener una actitud consciente con el entorno que nos rodea.
Vamos allá con el tema del plástico.
El plástico es un material que se inventó alrededor de 1900, aunque hasta los años 40 no se empezó a desarrollar tal como lo conocemos ahora. Como curiosidad: se creó porque un fabricante de bolas de billar (hasta entonces hechas de marfil) buscaba otro material y un inventor le presentó lo que llamaron “celuloide”. Seguramente os suene esa palabra, y es que ese material representó también el origen del cine!
Gracias al plástico en sus muy distintas versiones (como sabréis los hay más y menos resistentes/duraderos) se han producido una parte importante de los adelantos de la vida moderna: tanto en medicina como en medios de transporte, electrodomésticos, aparatos electrónicos, etc. Por tanto, apunte mental n° 1 en tu cabeza: todo el plástico NO es el demonio.
Entonces, cuál es el problema?
Cuando empieza a convertirse en un problema es cuando se le empieza a dar un uso inadecuado, es decir, la cultura del “usar y tirar”.
No olvidemos que el plástico está hecho de petróleo, materia prima no renovable (se agota, no es ilimitado) y que perdura hasta el infinito; por tanto utilizarlo para algo de forma efímera entenderéis que no es lo más razonable.
Te voy a dar unos datos curiosos sobre este tema:
- TODOS los plásticos que se han fabricado en la Historia siguen en la Tierra (a eso me refiero con que «pedura hasta el infinito»)
- Cada minuto se compran un millón de botellas de plástico en el mundo, y cada segundo utilizamos 160.000 bolsas de plástico. Solamente en España usamos más de 13 millones de pajitas diariamente.
- El 40 % de la demanda de plásticos en Europa es para envases de un solo uso.
- Solamente el 9 % del plástico del mundo se recicla.
Y qué impacto tiene esto?
- El propio proceso productivo del plástico es MUY contaminante, y su principal materia prima es objeto de guerras. De verdad vale la pena todo ese lio para un “usar y tirar”?
- Al descomponerse, los plásticos desprenden dos gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global mucho más que el CO2.
- De seguir así, en 30 años habrá más toneladas de plástico que de peces en el océano.
- Nuestro querido Mediterráneo contiene sólo el 1 % de las aguas del mundo y concentra el 7 % de los microplásticos del planeta.
Cómo hemos llegado a este punto?
Se llama sociedad de consumo, con origen en Estados Unidos en los años 50. Pregunta a cualquier persona de más de 60 años si en su infancia utilizaban bolsas de plástico, botes de gel, pajitas, botellas de agua o bandejas de poliexpan para frutas o carnes. Pregunta cuanto les duraban los electrodomésticos, y si tenían gofreras, palomiteros o calentadores de leche. Te adelanto que la respuesta es NO.
En esos años se hizo un esfuerzo enorme desde la publicidad para transformar los hábitos de la sociedad y que dejasen de llevar sus propias bolsas al mercado, beber agua del grifo o comprar pastillas de jabon. Al parecer, costó muchísimo que la gente pasase por el aro (al igual que va a costar mucho volver a pasar por este otro aro que es en realidad volver a lo anterior), y es que la gente no entendia por qué tenían que coger unas bolsas si ellos ya tenían las suyas, o gastar dinero en agua embotellada si ya les salía gratis del grifo.
Es curioso que lo que ahora se vende como hábitos modernos no es más que volver a como vivian nuestros padres/abuelos. Ni más ni menos.
Evidentemente nuestras vidas han cambiado mucho desde entonces, y lo que entonces fue “un plus de comodidad” ahora lo vemos como algo imprescindible dado el mundo acelerado en que vivimos y la cantidad de tareas que hacemos diariamente (por aquella época las mujeres ni siquiera trabajaban…). Por eso te adelanto que algunas de las medidas requieren un esfuerzo por nuestra parte, pero otras apenas ninguno. Lo que te aconsejo es que cuanto antes entiendas la problemática y asumas que vas a tener que cambiar algun hábito, menos te frustarás y más conversaciones absurdas te ahorrarás 🙂 . Esto es como lo de comer saludable.
Oye, que yo reciclo…
Pongamonos en el mejor de los escenarios: ciudadano concienciado que separa y recicla sus residuos. Pues bien, siento decirte que el reciclaje está lejos de ser la panacea, y te explico por qué.
- Por un lado esta el plástico que se genera (llamémoslo “A”).
- Por otro, el plástico que se lleva a reciclar (que la gente mete en las bolsas amarillas, como si dijéramos, llamémoslo “B”).
- Y por otro, el plástico que realmente se recicla (llamémoslo “C”).
Pues bien, C es 9%, como os adelantaba antes. Sólo el 9% del plástico que se produce se recicla.
Quizá te sorprenda aun más que B no sea igual a C. Qué pasa, que encima de que te molestas en reservar un espacio en casa para una bolsa extra, encima de que educas a todos en tu casa de lo que hay que meter en ella, encima de que te acuerdas de llevarla al contenedor el dia que toca, etc, se va a parar al vertedero con el resto de residuos? Pues ni si ni no. La cifra más fiable que tengo para mostrar esto es que las botellas de agua son el producto con mayor tasa de reciclaje y de los más sencillos de reciclar y aun así sólo el 7 % se recicla de botella a botella.
Y por qué? Pues porque los distintos tipos de plásticos no se pueden reciclar juntos y la dificultad de identificarlos y separarlos lo complica todavía más. Además, los plásticos sólo se reciclan en la medida en que el producto resultante se pueda emplear para otra cosa. Por ejemplo, las bandejas blancas donde viene a veces la fruta o la carne no tienen interés una vez recicladas (no se puede hacer nada con ello, o a nadie le interesa), por tanto todas esas bandejas aunque tu las hayas llevado a reciclar irán a parar al vertedero.
Por cierto, quizá pienses (como yo hasta hace poco) que el vertedero es un sitio donde se hace desaparecer la basura y problema resuelto. Pues NO, de hecho los vertederos tienen un impacto medioambiental brutal.
Entonces, qué narices quieres/quieren que haga?
Quizá hayas llegado a la conclusión tu solit@ después de leer todo este post: la solución no es (solamente) reciclar, sino mantener un consumo razonable y consciente de las consecuencias/impacto medioambiental, y por eso todas las medidas que estamos viendo en todas partes últimamente (bolsas, pajitas, etc).
Quizá te ayude visualizar la situación ideal y, a partir de ella, reducir. Situación ideal: que no tuvieses necesidad de utilizar “la bolsa amarilla”. Hay cosas que difícilmente podrás eliminar o que te costaría más (en mi caso, no me imagino prescindiendo de leche o yogures), pero si lo piensas verás que gran parte de lo que hay en esas bolsas son cosas prescindibles y por lo general poco saludables (todos los ultraprocesados vienen en envoltorios de plástico – véase patatas fritas, bollos, embutidos, galletas, refrescos, postres, salsas…).
En posteriores posts hablaré de como reducir el plástico en distintas zonas de tu casa, ya que es un tema que da muchísimo de si y del que he aprendido un monton en los últimos años desde que vivo en Luxemburgo. Si te interesa algo en particular, házmelo saber en comentarios!!!
Espero que te haya gustado y haberte aportado algun conocimiento nuevo. Si además he conseguido hacerte ver las cosas de forma distinta o cambiar algun habito, ya me puedo dar por totalmente satisfecha!
Hasta la próxima!!!
PD Si te interesa saber mas sobre el tema, te recomiendo mucho el libro “Vivir sin plástico”, de Patricia Reina y Fernando Gomez Soria. De este libro aprendi muchísimas cosas y parte de los datos que os doy proceden de él (en el libro encontrareis el origen de esos datos contrastados).