Muy buenos días queridos lectores.
Tenía muchas ganas de escribir sobre esto, ya que a lo tonto llevo un año viviendo esta experiencia y sin contarlo demasiado – ni siquiera en mi entorno cercano. Tanto cuando empecé como hasta estos días, no me había planteado si compartiría mi experiencia, pero creo que puede resultar de interés para much@s, de modo que aquí me tenéis!
Me dejo de rodeos y paso a contaros el origen de esta decisión, cómo lo he hecho y de qué me ha servido.
Por qué un año sin comprar?
En junio del verano pasado viajé a Madrid de visita (ay, dónde quedaron aquellas épocas en que volar un fin de semana era posible y responsable…). Cuando estaba deshaciendo mi maleta, mi madre dijo sin ninguna intención en especial: “vaya, todo lo que te has traído es nuevo!”. La verdad es que dije “ah, sí?” y me fui a cenar con mis amigas con el runrún en la cabeza.
Y es que resultaba que ese mismo mes mi empresa se había mudado a una nueva zona, en la que hay un centro comercial. Pasamos de estar en un polígono industrial a tener al lado miles de tiendas que, hasta entonces, echaba muchísimo de menos ya que en Luxemburgo no existían. Me paré a pensar en lo que me había dicho mi madre y me di cuenta de que me pasaba por el centro con mucha frecuencia, prácticamente cada día. De todo tipo de calidades y precios, con frecuencia compraba algo, ya fuese un camisón, un traje de baño, un esmalte de uñas o unas sandalias. Evidentemente ninguno de esos artículos era necesario. Ya tenía camisones, trajes de baño, esmaltes de esa misma gama de colores y sandalias, de modo que pensé: “y por qué lo estoy haciendo? qué necesidad trato de cubrir? sería capaz de no caer en la tentación durante un largo tiempo?”.
Así que decidí hacer algo similar a lo que hice con el azúcar hace un par de años: en ese caso lo dejé durante 3 meses para comprobar qué pasaba en mi cuerpo, si era adicta, si ya no lo querría más etc. No voy a entrar en los resultados de mi experiencia con el azúcar (bueno, si me lo pedís… jejeje), simplemente lo uso como introducción para contaros que así surgió la idea que motiva este post: me propuse estar un año sin comprar nada.
Lo primero que pensaréis será: sin comprar nada “nada”? “y si te lo regalan?”
La idea inicial era no comprar nada de ropa, que era en lo que veía que me estaba excediendo. Pero poco a poco me di cuenta de que realmente lo que tenía era el hábito de comprar por impulso en general (ropa, cosméticos, libros, decoración, menaje de cocina, apps)… El proceso mental era el siguiente: veo algo > me gusta > estoy conforme con su precio > me lo compro. En ese proceso no entraba el planteamiento “tengo algo parecido o que me haga un papel similar? está justificado desde el punto de vista de responsabilidad medioambiental (os remito a mi post sobre zero waste) que me compre esto? tengo espacio para guardarlo? estoy dispuest@ a mantenerlo?”. Total, que lo que empecé como «nada de ropa» al final lo extendí a casi todo. Y digo “casi” porque alguna cosa sí que he comprado, fundamentalmente libros y cosméticos necesarios (de lo demás no), pero lo verdaderamente importante es que he logrado incluir en mi mente antes de comprar cualquier cosa esas preguntas que mencionaba antes.
El tema “y si te lo regalan?” no ha sido del todo fácil de gestionar. Con mi marido, cuando era ocasión de regalar, sabiendo que estaba “en mi temporada sin comprar nada” se decantaba más por regalarme servicios (por ejemplo, la suscripción a mi centro de yoga, una escapada de fin de semana, un tratamiento facial…) o, en muuuuy contadas ocasiones, alguna cosa material como los airpods. En el caso del resto de personas de mi alrededor, no he puesto restricciones ya que me parecía de mal gusto, así que sí que he tenido oportunidad de estrenar algunas cositas de ropa y artilugios de cocina chulos como el aeroccino (espumador de leche) y la Crockpot.
Qué he echado de menos
La verdad es que el plan en sí de “ir de compras” me encantaba, ya fuese sola o acompañada, y me hace mucha ilusión volver a retomarlo, aunque sé que en adelante va a ser más ir de tiendas que de compras, porque esas preguntitas mentales no se me van a ir!
Hay caprichitos de ropa y de decoración que me han tentado mucho cuando los he ido viendo en fotos o en gente (por qué Zara Home ha tenido que hacer una colección taaan bonita justo este año? jejeje). Mis ganas casi enfermizas de comprarme cuencos bonitos y demás menaje para las fotos del blog no han desaparecido. Viajar y no ir a ciertas tiendas que sabes que son más baratas que en tu ciudad da cierta rabia. He tenido muchas ganas de cocinar mis propios gofres y donuts caseros, para los que necesitas un cacharrito especial.
Pero en general la parte impulsiva se me fue a los 2 meses, después el hábito ya estaba instaurado. De hecho, cuando me preguntan “qué harás cuando finalice tu reto” siempre contesto que nada en especial, no tengo de verdad unas ganas tremendas de ir de compras y arrasar, si veo algo que cumple con mis preguntas que os he dicho arriba entonces lo compraré, y si no pues no!
Qué he sacado en claro
Lo resumo en 5 puntos:
- Sobreabundancia – much@s tenemos una cantidad excesiva y absurda “de todo”. Al principio pensé que quizá mi forma de vestir se iba a ver resentida, que se iba a «notar» que repetía ropa en la oficina, y estupideces por el estilo. Pues bien, me da hasta vergüenza decirlo pero creo que apenas he repetido “modelito” en este periodo. Al final, con los cambios de estación tienes muchas prendas y, si cuidas tu ropa, dura varios años y se va acumulando, de manera que al final no es tan descabellado que en la actualidad una persona en sus 30 tenga una cantidad desmesurada de modelitos.
- Tiempo – me he dado cuenta de la cantidad de tiempo que dedicaba (no sé si decir “perdía”) en ir de compras. Poniendo la vista atrás y sin que haya sido algo consciente o planificado, creo que ese tiempo lo he dedicado a hacer ejercicio, estudiarme la certificación que estaba estudiando y quedar con gente.
- Dinero – en general haciendo un consumo consciente se evitan grandes gastos, un excedente que puedes emplear para ahorrar o para dedicar a algo más productivo o generoso. Personalmente, a lo largo de este año he notado que mi capacidad disponible a final de mes era mayor – si bien no he notado un ahorro espectacular, esto seguramente sea porque lo he empleado en otras cosas.
- Hábito e impulso – me he dado cuenta de la cantidad de compras por impulso que se hacen (tener paypal y apps como amazon es un peligro que hay que saber manejar jejeje), y de que esto es un hábito de lo más instaurado para mucha gente. Y el problema de esto es que en cada acción de compra hay un impacto medioambiental que no podemos ignorar, porque (como os detallaba en el post de zero waste), hay que considerar el gasto de recursos y las emisiones que se producen cuando se fabrican los objetos y también cuando se desechan.
- Apreciación de lo que ya tenía, creatividad, versatilidad – al no comprar nuevas cosas, te ves forzad@ a reparar las que ya tienes (coser, pegar), descubres nuevos usos de cosas que ya tenías, como que con tu estuche de vapor para microondas puedes hacer palomitas y no tienes que comprarte el palomitero, que con tu thermomix puedes moler café, que en lugar de comprarme una Karcher para usarla 2 veces al año podía pedírsela a una compañera…
Pero lo más importante, y con esto termino el post, esta experiencia me ha hecho comprender de verdad el dicho “no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”. No sabéis hasta qué punto es cierto y liberador no ligar tu felicidad a objetos materiales, tratar de cultivarla tú mism@ con otro tipo de estímulos y cuidando las relaciones con otras personas, no envidiar a alguien porque tenga mejor posición que tú ya que no te interesan todas esas cosas que puede adquirir!
Os agradezco de corazón que hayáis llegado a leer hasta el final; espero que os haya gustado y que, quién sabe, os inspire o anime a incorporar las mencionadas preguntitas antes de comprar cualquier cosa:
- tengo algo parecido o que me haga un papel similar?
- está justificado desde el punto de vista de responsabilidad medioambiental que me compre esto?
- tengo espacio para guardarlo?
- estoy dispuest@ a mantenerlo?