
Hola amig@s!
Como os adelantaba ayer, hace tiempo que llevaba dándole vueltas a la idea de ampliar la temática de este blog. No voy a repetir con todo detalle lo que os comentaba en el post de ayer, simplemente os resumo que:
- NO, no voy a dejar de publicar recetas.
- Publicaré periódicamente posts sobre temas como organización/productividad, nutrición, cosmética, cuidado del medio ambiente, ejercicio, minimalismo…
- Todo ello enmarcado dentro de un estilo de vida más consciente.
He elegido el tema del “zero waste”, o “cero residuos” como el primero del que hablar porque hace algo más de un mes acudí a un evento sobre este movimiento y percibí muchísimo interés por vuestra parte cuando publiqué algunas fotos en Instagram.
Y es que es un tema de lo más interesante, algo sobre lo que, en cuanto empiezas a curiosear, no puedes parar porque da para taaaaanto…
Empecemos por lo básico… qué es eso de “zero waste”, o “cero residuos”?
Si bien su nombre puede llevar a equívoco, se trata de un movimiento que promueve la reducción de los residuos y la basura que los seres humanos producimos. Digo que puede llevar a equívoco dado que su nombre “cero” no debe ser tomado al pie de la letra (es poco realista pensar en no generar residuos) sino de manera más flexible: reducirlos “lo más posible”.
Se calcula que cada persona genera una media de 1,2 kg de basura al día, lo que a nivel global se traduce en unas 8.000 millones de toneladas que hay que «gestionar».
Por qué debe importarnos generar menos residuos?
Por 2 motivos (medioambientales) que deben ser considerados de manera conjunta:
- Porque el propio proceso de producción de la mayor parte de los bienes (alimentos, productos, etc) conlleva el consumo de unos recursos que son limitados y es, en sí mismo, contaminante. No creo necesario meterme en por qué debe preocuparnos el tema de la contaminación, no?
- Porque el proceso de “deshacerse de lo producido” no es, ni mucho menos, perfecto (ni va a serlo nunca, después entenderéis por qué el reciclaje NO es la solución).
Dame una guía rápida y fácil…
Antes de empezar a poner en práctica el zero waste (pronto publicaré posts con trucos concretos), es preciso hacer varias reflexiones. Y es que el zero waste gira en torno a la regla de las 5 erres: Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar y Reincorporar. Es importante recordar que estas reglas van en orden de prioridad, es decir, las primeras «erres» son mejores para el medioambiente que las ultimas.
UN CONSEJO IMPORTANTE: tómate tu tiempo en leer y asimilar los detalles de las 5 erres que te voy a contar ahora mismo. Si logro que el contenido cale hondo en ti, te hará plantearte hábitos que seguramente tengas incrustados desde hace muchos años, de modo que no tengas prisa ni intentes cambiar todo de una vez, ya que de lo contrario corres el riesgo de abandonar enseguida 🙂 . Esto es como cuando quieres mejorar tu salud y de la noche a la manana pasas a comer lechuga y pollo y te pones a correr 10 km…
Empezamos!
PRIMERA ERRE: RECHAZAR– el mensaje es muy sencillo: NO comprar/aceptar gratuitamente nada que no nos aporte realmente.
Pensemos qué hacemos con los panfletos de propaganda o los imanes que cogemos por la calle, las chorraditas que te dan en los supermercados para los niños, los bolis u otros artículos de ferias profesionales, las bolsas de tiendas… Tirarlos el mismo día o acumularlos en cajones! Que algo sea «gratis» para al consumidor no implica que haya que cogerlo, ya que hay que tener en cuenta el impacto medioambiental que ha tenido fabricarlo y el que va a tener desprenderse de él… La idea que subyace a «rechazar» es que disminuimos la demanda de estos artículos, llegando incluso a dejar de fabricarse.
SEGUNDA ERRE: REDUCIR– no voy a ponerme a desarrollar hoy (otro día sí!) el tema del minimalismo, pero para que entendáis a qué nos referimos con “reducir”…
Re-pensemos por un lado cuando decimos “me voy a comprar X porque lo necesito”. No todo lo que decimos que necesitamos lo necesitamos “de verdad”. Piensa en esa gofrera que estrenaste un dia, en esa equipación de buceo que compraste para tu viaje de novios, serums para cada esquina de tu cara o productos de limpieza del hogar distintos, o en ese bolsito tan chulo que solamente te has puesto en una boda…De nuevo, generalmente cuando compramos no somos conscientes del impacto medioambiental que tiene esa decisión (producir las cosas + deshacerse de ellas). Un par de ejemplos concretos: la ropa requiere cantidades ingentes de petróleo (tejidos sintéticos) y de agua (naturales y sintéticos) para fabricarla – unos simples vaqueros, 3.000 litros de agua. Otro ejemplo: los alimentos – un filete de ternera 7.000 litros, frente a 1.500 de 1 kg entero de arroz. Por tanto, reducir implica empezar a comprar y elegir de forma responsable/razonable, abandonando el consumismo desmesurado.
Por otro lado, podemos reducir el consumo de cosas complementarias que no nos aportan nada. Qué te aporta que los plátanos vengan en una bandejita con film encima frente a comprar tal cual el manojo? Qué te aporta tener la enésima bolsa de plástico del supermercado o de tienda preciosa? Seguro que no puedes beber agua del grifo en lugar de embotellada? Además, te has fijado alguna vez que la mayoría de productos envasados son ultraprocesados (insanos)?
En este apartado es importantísima una parte: la alimentación. Alrededor del 50% de los desperdicios alimentarios a nivel global tienen lugar en nuestras casas, y ello por causa de una inadecuada planificación a la hora de comprar. Imagínatelo así: tirando a la basura un simple filete que compraste de más o que se te ha olvidado en la nevera estas implícitamente despreciando los 7.000 litros de agua (además de otros recursos, el esfuerzo del ganadero etc) que se emplearon para su producción. De locos, verdad? La solución en este caso es algo que no me canso de repetir en este blog y en mis stories: hazte menús y ve a la compra con ellos en mente para no comprar de más.
TERCERA ERRE: REUTILIZAR– tanto cosas tuyas como de tu entorno.
Cosas tuyas? Botes de legumbres de cristal que pueden servirte para almacenar mil cosas, ropa vieja como trapos, restos de comida para otras recetas…
Cosas de tu entorno? Artilugios de bebé que te pueda prestar tu familia/amigos o comprarlos de segunda mano, equipamiento deportivo, electrónica, muebles, juguetes… Rara vez he buscado algo en wallapop y no lo he encontrado, en serio. Y os prometo que el placer que me da comprar por wallapop es en un 90% saber que estoy dándole uso a algo que iba a ser desechado, y el 10% el hecho de que sea más barato…
En este apartado de “reutilizar” también entra la sustitución de las cosas desechables por reutilizables (botellas de agua, tazas de café, bolsas de la compra… ya os daré más ejemplos en su día 🙂 ).
CUARTA ERRE: RECICLAR – respetando el orden anterior, todo lo que no hayamos rechazado, reducido o reutilizado debemos reciclarlo.
Quizá os sorprenda verlo en cuarto lugar, y es que, para no parar esta rueda del consumismo desmesurado, “nos han vendido” que la solución a todo es el reciclaje, cuando no es en absoluto así! Reciclar es un proceso complejísimo y lejos de ser perfecto por múltiples motivos. Como en otros temas que he tocado, no voy a profundizar en este post sobre ello, pero os doy un ejemplo: de todo lo que metemos en la bolsa amarilla (plásticos, metales y tetrabrick), una ínfima parte termina reciclándose verdaderamente, ya que para que algo se recicle es preciso que haya una empresa interesada en comprar esa materia reciclada para fabricar otra cosa, y si no lo hay no se recicla, Otro ejemplo, todo tiene que estar ultralimpio, y si no no se recicla: acaso lavas el envase de yogur antes de tirarlo?
Por favor que no se tome lo anterior como una alentación a no reciclar, para nada! Simplemente pretendo que entendáis que reciclar en casa es mejor que no hacer nada, pero solamente tiene sentido ecológico si antes hemos hecho caso de las 3 anteriores erres (que tienen mucho más impacto medioambiental).
QUINTA ERRE: REINCORPORAR – aquí voy a salirme del guión. Y es que esta última R hace referencia a hacer compost con los residuos orgánicos que generamos en casa, cosa que en Luxemburgo (donde vivo) es más fácil porque hay un contenedor especial para ello pero no es el caso en todas partes… Por ello me voy a permitir la licencia de sustituir “reincorporar” por “REPARAR”.
Las generaciones que vivimos ahora no tenemos cultura de reparar. En cuanto algo se estropea, nuestra primera reacción es tirarlo y comprar otra cosa, también porque en muchos casos (coches, lavadoras…) no tenemos otra opción dado el coste de reparación, pero sí que hay muchas cosas que podríamos reparar y no lo hacemos. Un calcetín con un agujero lo puedes coser, un azucarero al que se le ha despegado la tapa la puedes pegar, los zapateros hacen auténticas maravillas con zapatos que parecen para tirar… Para las cosas que se pueden hacer en casa, si eres poco hábil (como yo), te alegrará saber que hay tutoriales de absolutamente todo en youtube. Y la satisfacción que produce haber arreglado algo eclipsa la del hecho de que te estas ahorrando ese dinerito… Además, lo que estás haciendo realmente es una acción responsable para con la naturaleza: estás evitando emplear muuuchos recursos para crear otro objeto innecesariamente!
En próximos posts os daré ideas concretas de cómo reducir desechos en distintos hábitos de nuestra vida, habitaciones de la casa, oficina, etc.
Espero que os haya gustado este primer posts sobre cuestiones “no recetiles”, si es así seguiré compartiendo contenido de este tipo periódicamente. Y si se os ocurre algún tema del que os gustaría que escribiese, no dudéis en contactarme!
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...