Hellooooo
Esta receta me tiene conquistada! La vi en el precioso recetario de invierno de 24 zanahorias, blog del que os he hablado en otras ocasiones. Y es que es realmente inspirador, con recetas saludables pero muy sabrosas, como a mi me gusta vamos!!!
Son una especie de pastelitos tipo hamburguesa que me recuerdan también a los centroeuropeos rostis de patata. Están deliciosos y nos permiten disfrutar de todos los beneficios de la coliflor (que no son pocos precisamente) saliéndonos de las clásicas y poco populares preparaciones…
➡ Si os sobra coliflor, os recomiendo animaros crema o con esta otra, o incluso si sois muuuy valientes os recomiendo haceros un smoothie con ella cruda (si, no me he vuelto loca) + zanahoria + plátano + zumo de naranja natural + piña. Os mantendrá hiper-antioxidados jejeje.
Ingredientes (para unos 10 pastelitos):
- 1 coliflor mediana
- 1 cebolla grandecita
- 3-4 dientes de ajo
- 2 huevos
- 4 cucharadas soperas de queso parmesano rallado
- 4 cucharadas soperas de pan rallado (podéis triturar unos picos, si no tenéis pan rallado)
- 1 chorrito de leche (la que utilicéis)
- 1 cucharadita de sal
- pimienta negra al gusto
- aceite de oliva
Preparación:
Lavamos la coliflor y la cortamos en trozos de unos 2 dedos (no importa que no sea en ramilletes, los vamos a aplastar luego!). La ponemos a cocer (en abundante agua hirviendo o al vapor en un estuche de vapor) hasta que esté tierna pero no blandurria.
Mientras tanto, picamos la cebolla en cuadraditos muy pequeños y picamos o prensamos el ajo. Los ponemos a pochar en una sartén con un chorro de aceite a fuego medio. Los dejamos 7 minutos, tapando y removiendo de vez en cuando.
Batimos los huevos en un bol grande.
Pasamos la coliflor escurrida a ese bol y la desmenuzamos con las manos y/o un tenedor. Agregamos la cebolla+ajo, un poco de pan rallado y leche, sal, pimienta, el queso rallado y el perejil picado. Mezclamos bien hasta que se combinen. Si veis que es demasiado líquido, poned más pan; si es demasiado seco, mas leche.
Cuando vayamos a comer, calentaremos un hilillo de aceite en una sartén grandecita a fuego medio-alto.
Ahora procedemos como si fuesen hamburguesas: tomamos pequeñas porciones de masa, las aplastamos en la palma de la mano, las colocamos sobre la sartén y las doramos por ambas caras.
Listo!
➡ Podéis ponerlas como acompañamiento de cualquier carne o pescado, tomarlas como primer plato, como aperitivo con alguna salsita tipo tomate frito o yogur… En simplemente con una ensalada sencilla!
➡ No he probado a congelarlas, pero no veo por qué no!