Muy buenos días lectores!
Hoy sí que sí os traigo la receta del primer plato «nuevo» preparado en mi nueva cocina luxemburguesa 🙂 . Hay una luz preciosa!
Se trata de un clásico de la cocina italiana, pero como en todos estos platos de apariencia tan simple, podemos estar ante una maravilla para el paladar o ante un absoluto «sin más» en función del esmero que le pongamos… Ayer nos dio rabia no haber preparado más cantidad porque quedaron IMPRESIONANTES y además se hacen en un santiamén!
Si no conocéis el plato, es una pasta picante con salsa de tomate y ajo.
Animaos!
Ingredientes (para 2 raciones generosas):
- 200 gr de pasta (yo escogí espaguetti integral y me pareció que quedó inmejorable de textura)
- 1 tomate fresco
- 400 gr de tomate frito casero o comprado pero de calidad (sin aditivos, con no mucha azúcar…ej. marca hida)
- 4 dientes de ajo
- 3 guindillas-cayenas secas (más o menos, según vuestro umbral del picante!), o 1 cucharadita de copos de chili
- especias: orégano y tomillo
- queso parmesano rallado
- aceite de oliva
Preparación:
Comenzamos cociendo la pasta en agua con sal (SIN ACEITE, regla nº1 de los italianos) durante el tiempo que marque el paquete para textura al dente. En mi caso eran 9 minutos.
TRUCO PARA ACELERAR ESTO: en mi antigua cocina tenía vitrocerámica de inducción, y la verdad es que cuando te acostumbras es un «bajón» volver a la tradicional porque realmente se tarda muchísimo más sobre todo en cocer agua… Por ello comparto un truquillo que me está viniendo genial aquí: pongo a hervir el agua en un hervidor (kettle, lo de las infusiones) y cuando está lo paso a la cazuela y meto la pasta. De verdad, se tarda menos de la mitad!
Mientras tanto, vamos preparando el resto de ingredientes:
- Lavamos el tomate y lo cortamos en daditos pequeños, como de 1-2 dedos.
- Pelamos y picamos los dientes de ajo, si es posible con prensaajos.
- Picamos las guindillas diminutas.
Cuando esté la pasta lista, la pasamos a un escurridor y reservamos unos minutos.
En la misma cazuela donde habíamos cocido la pasta, ya sin agua, ponemos un chorrito de aceite de oliva a calentar a fuego fuerte, apartamos del fuego e incorporamos los ajos picados, las especias y las guindillas. Esto lo hago porque cuando ponemos ajos tan pequeños se queman enseguida y pierden todo su aroma.
Volvemos a poner la cazuela al fuego (bajamos a fuego medio) e incorporamos el tomate crudo. Removemos. OJO, veis que no os indico que pongamos sal: el tomate frito ya lleva suficiente, y además la pasta va cocida con agua y el parmesano ayudará a salar más aún…
Cuando el tomate haya cambiado de color (apenas 2 minutillos) incorporamos el tomate frito y removemos. Dejamos así 2 minutos sin tapar la cazuela.
En el momento inmediatamente anterior a comer, metemos la pasta ya cocida en la cazuela donde está la salsa y la mezclamos muy bien.
➡ Este paso es MUY RECOMENDABLE para que esta receta quede de 10. Juntar pasta cocida y salsa aparte y calentar en el microondas nos dará como resultado un plato rico, sin duda, y estupendo para diario, pero si queréis disfrutarlo de verdad os aconsejo que os molestéis en mezclarlo en la cazuela.
Servimos y espolvoreamos con queso parmesano rallado.
A disfrutar!!!
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