Muuuy buenos días querid@s lector@s!!!
Hacía tiempo que no compartía una receta de este tipo, un básico (bueno, no tan básico jejeje) de cocina súper fácil de hacer!
Hay cositas que a veces no sabemos lo fácil que son de preparar en casa y las adquirimos en tiendas a precio desorbitado o con mucho aditivo por puro desconocimiento. Es el caso de este tipo de tomates, que a no ser que te cuesten un auténtico riñón, vendrán sumergidos en aceite de girasol y aditivos a porrón, cuando hacerlos en casa es muy barato, fácil y rapidísimo, como veréis debajo.
Y con qué tomar estos tomatitos? Os dejo ideas:
- En ensaladas: por ejemplo añadiéndolo a una ensalada con tomate fresco, mozzarella o burrata y albahaca; o en ensalada de legumbres o de pasta tipo caprese (os dejo esta idea y esta otra del blog)
- Troceado en tostadas con cualquier untable tipo hummus, incluso formando parte del untable como en esta receta.
- También quedan genial en platos de pasta como este y este
- Y en este pastel/fiambre de pollo que tanto triunfó cuando lo compartí.
- Ah! Y en este risotto con ajo negro quedan que te mueres!
Vamos allá!!!
Ingredientes (para 2 botecitos o uno grande – tened en cuenta que se conservan bien 2 semanas, así que haced la mitad si pensáis que no los vais a consumir todos!):
- 80 gr de tomates secos deshidratados (los venden en la mayoría de supermercados incluido Mercadona, herbolarios…)
- aceite de oliva (luego veremos cantidad)
- hierbas provenzales secas al gusto (orégano albahaca tomillo romero…)
Preparación:
Comenzamos poniendo a cocer/rehidratar los tomates en agua hirviendo. Los dejamos a fuego medio 20 minutos tapados.
Una vez estén, los pasamos a un colador y después los secamos bien con papel de cocina. Este paso es IMPORTANTE, ya que de otro modo se nos van a poner malos enseguida.
Os sugiero hacer un montoncito de papel sobre la encimera, poner los tomates esparcidos por encima, cubrirlos de otro montoncito de papel, y apretar para que se absorba el líquido. Lo veis mejor en las fotos inferiores…
Ahora sólo queda meterlos en un bote de cristal bien limpio, uno encima de otro, poniendo entre capas las hierbas secas.
Cubrimos de aceite de oliva de forma que quede TODO bien cubierto. OJO, se gasta bastante aceite, pero como truquito os recomiendo que empecéis poniendo un buen chorro de aceite y vayáis aplastando con una cucharita los tomates, así se van compactando y queda menos espacio entre ellos que rellenar con aceite!
Cerramos el bote y lo guardamos 2 días en un armario a temperatura ambiente para que coja bien los sabores.
Después lo pasamos a la nevera y ya los tenemos listos para consumir! Duran 2 semanas, tened en cuenta que para bien y para mal no llevan aditivos como los de las tiendas!