Pollo en escabeche

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El pollo en escabeche es una receta muy agradecida de preparar por varias razones. En primer lugar, por la facilidad de que tengamos todos los ingredientes en casa sin tener que ir a comprarlos a propósito. En segundo lugar, porque la elaboración es sencillísima para lo intenso de los sabores que conseguimos obtener. En tercer lugar, porque podemos tomarla caliente el mismo día acompañada de arroz, o bien en frío como parte de una ensalada que no necesita más que algo verde. Y por último, porque se conserva en la nevera muchos días (hasta 1 semana) ya que el vinagre hace de conservante (de hecho el origen de los escabeches es precisamente éste).

Ingredientes para 4-6 personas:

  • 600 gramos de pollo (preferiblemente pechugas, yo he hecho muslos) cortadas en dados
  • 2 cebollas cortadas en cuadraditos o laminadas con mandolina
  • 2 ó 3 zanahorias cortadas en laminitas cuanto más finas mejor
  • 3 hojas de laurel seco
  • Pimienta negra (mejor en bolitas)
  • Agua, vino blanco y vinagre de vino a partes iguales (habrá que añadirlo de forma que casi cubra todo, de modo que empezamos con un vaso de cada y si es poco añadimos más en proporción)
  • Aceite
  • Sal


Preparación:

En una cazuela, ponemos un chorro de aceite a calentar y ponemos a dorar el pollo a fuego fuerte por todas las caras y lo retiramos:

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En la misma cazuela, ponemos un poco más de aceite y dejamos pochar la cebolla a fuego medio y con la tapa cerrada. Al poco rato añadimos la zanahoria y seguimos igual, en total unos 10-15 minutos. Después añadimos todo lo que faltaba (laurel, pimienta, sal, agua, vino, vinagre) y lo dejamos a fuego fuerte hasta que vuelva a hervir:

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A continuación, añadimos de nuevo el pollo a la cazuela y bajamos a fuego medio-bajo:

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Dejamos cocinándose durante unos 15-20 minutos más, al principio con la tapa abierta y después cerrada.

Lo apartamos del fuego y lo dejamos enfriar a temperatura ambiente. Si habéis utilizado muslos o algo que no sea pechugas, os recomiendo que lo deshueséis y quitéis la piel, de modo que dejéis enfriar en la fuente únicamente lo que vamos a comer. Después lo pasamos a la nevera. Estará más rico al día siguiente y fresquito, porque habrá absorbido los sabores fuertes.

Como indicaba al inicio del post, se puede tomar con arroz templado, o dentro de ensalada.

La verdad es que todas las veces que lo he preparado me ha sobrado muchísima salsa habiéndonos tomado todos los trozos de pollo, y me daba apuro tirarla. Lo que hago es guardarla en un bote de cristal y congelarla: cualquier día que queramos podemos descongelarla y añadirla a la sartén en la que estemos haciendo unas «aburridas» pechugas de pollo a la plancha, y de pronto tendremos un plato de lo más apetecible!!