Hola amigos!
Últimamente me estoy aficionando a probar algunas verduras en crudo que nunca había probado, como la coliflor y la lombarda. En España estamos tan acostumbrados a tomarlas cocidas que no se nos pasa por la cabeza que se puedan comer tal cual, y la realidad es que SÍ se puede, y de hecho es muy recomendable, ya que al someter a las verduras a altas temperaturas (como cuando las cocinamos) se pierden muchas de sus beneficiosas propiedades.
Otras razón por la que animaros a probar verduras crudas es que he descubierto que mucha gente detesta determinadas verduras porque siempre las han probado «recocidas«, con una textura «blandurria» (perdonadme las 2 expresiones pero es que es así!) y un olor en ocasiones desagradable. La cuestión es que en crudo, o al dente, muchas de estas verduras tienen un sabor mucho más suave y al ser más crujiente la textura es más agradable. Lo he comprobado con varias personas… por ejemplo con la receta de fideos chinos con verduras, mi marido descubrió que le gustaban el calabacín y la zanahoria enteros (hasta ese momento sólo le gustaban en crema porque la textura blandurria le desagradaba, o la zanahoria para mojar en hummus por ejemplo sí que le gustaba).
Después de todo este rollo que os he soltado, os cuento que en esta receta con lo que me animé fue con el calabacín. Nunca hubiese pensado que se puede tomar tal cual (para mí un calabacín era una especie de patata jeje), y la verdad es que está buenísimo! Estoy deseando probarlo en carpaccio, que me lo han recomendado insistentemente, pero hoy por hoy comparto esta receta que se tarda menos de 5 minutos en preparar, está BUENÍSIMA y es de lo más sana, al tener legumbres (que en verano a veces nos cuesta tomar), verduritas frescas y grasas buenas como las del aguacate y las pipas. Mi fuente ha sido un libro de la bloguera «Deliciously Ella«, de la que os he hablado en mil ocasiones ya que me inspira un montón…
Ingredientes (para 4 personas):
Para la ensalada:
- 1 bote de lentejas cocidas (400 gr) – si queréis podéis cocerlas vosotros, en cuyo caso os recomiendo utilizar la variedad más pequeñita que podáis, como las beluga o las verdes
- 1 calabacín pequeño
- 1 puñado de menta o hierbabuena
- 1 aguacate maduro
- 1 puñado de pipas de calabaza
Para el aliño:
- zumo de 1 limón o de 2 limas
- aceite de oliva
Preparación:
Tiene muy poca historia pero algo habrá que poner, no? 😉
Sacamos las lentejas del bote y las pasamos a un colador. Las enjuagamos muy bien con un chorro de agua del grifo, para que se desprendan del líquido en el que vienen envasadas. Las dejamos escurriendo mientras preparamos lo demás.
Lavamos el calabacín muy bien y, sin pelarlo, lo cortamos en tiras finísimas y anchas. Lo ideal es hacerlo con un pelador de verduras o de patatas, pero si no tenéis podéis hacerlo con mandolina. Si no tenéis ni uno ni otro (aparte de recomendaros que os compréis uno, que son bien baratos y aceleran muchas recetas) podéis cortarlo súuuper fino con un cuchillo bien afilado. En cuanto lleguéis al centro del calabacín (se empiezan a ver las semillas), parad, no queremos poner esa parte en la ensalada (podéis guardarlo y utilizarlo para incluir en una crema de verduras, por ejemplo).
Cortamos el aguacate en cuadraditos y picamos la menta pequeñita con unas tijeras.
Preparamos el aliño mezclando enérgicamente el aceite de oliva y el zumo de lima/limón exprimido.
Ya sólo queda montar la ensalada. En este caso me gusta cómo queda la ensalada «desordenada», es decir todo revuelto en un bol grande en lugar de dispuesto por capas en una fuente plana. Ponemos por tanto las lentejas, las tiras de calabacín, los dados de aguacate, la menta y las pipas de calabaza, y aliñamos con nuestro aliño en el momento anterior a tomarla.
Probadlo y me contáis!!! 🙂
9 comentarios en «Ensalada de lentejas, calabacín y menta»