Esta semana tengo muchas cosas preparadas para contaros! Empiezo con una sopita, que aunque aún queden un par de días de verano hace bastante fresquito por Madrid.
¿Conocéis la sopa miso? Si frecuentáis restaurantes japoneses o asiáticos seguramente sí! Es una sopa muy típica de allí, que ellos toman con mucha frecuencia, incluso para desayunar! Yo de momento no me veo tan fuerte como para desayunarla jeje, pero sí es verdad que desde que la cené la primera vez me sentó tan bien que no he dudado en incorporarla a mi dieta.
Tiene algunos ingredientes que no suelen formar parte de nuestras neveras/despensas, por no ser tradicionalmente españoles, pero, si podéis, haceros con ellos, ya que poseen propiedades súper beneficiosas y además duran meses en casa (sin refrigerar, excepto la pasta miso). Los venden en las zonas internacionales/eco de supermercados, en herbolarios y en tiendas asiáticas (aquí os digo dónde hay), merece la pena porque se pueden utilizar para multitud de recetas! Estos ingredientes son la pasta miso, las setas shiitake, las algas wakame y el aceite de sésamo.
- El miso es una pasta muy concentrada elaborada a base de soja, cereales como el arroz, la cebada o el centeno y fermentada con un hongo y sal marina. Dependiendo del cereal que acompaña a la soja y del tiempo que dura la fermentación, se obtienen distintos tipos de miso más o menos intensos. En mi caso, me dejé asesorar por la persona de la tienda que me atendió y compré el de arroz, ya que me dijo que es el más habitual (se llama «kome» miso, otra opción recomendable es la «mugi»). La pasta en sí me recuerda a las pastillas de caldo, por ser muy concentrada y salada. Esta pasta tiene muchas propiedades beneficiosas, entre otras razones por ser un producto fermentado. Por ejemplo, es muy buena para reducir el colesterol, mejora la flora intestinal, antioxidante… Es importante saber que: (1) No debemos dejarla hervir, por lo que en sopas por ejemplo la añadiremos al final, una vez fuera del fuego. Esto es porque al hervir se «destruye» el hongo que la hace tan beneficiosa, aunque el sabor no se altera si lo hacemos. (2) Os dura meses guardada en la nevera.
- Las setas shiitake son setas japonesas que venden aquí cada vez más habitualmente, frescas y secas. Son las típicas setas chinas, muy ricas. Como todas las setas, también tienen propiedades muy saludables, algunas parecidas a las del miso pero adicionalmente mejora el sistema inmunológico de forma sorprendente.
- Las algas wakame son las algas típicas de las ensaladas de algas que también ponen en los japoneses, algo gelatinosas y de color verde oscuro. Las venden deshidratadas y es muy curioso porque al hidratarlas aumentan su tamaño por 10! Así que cuidado al añadirlas para no excedernos. Tienen también multitud de propiedades, como que estimulan el metabolismo, son remineralizantes (perfecto para después de hacer ejercicio!), inmunoestimulantes…
- El aceite de sésamo es un aceite que se debe tomar «en crudo», es decir, no para freír, ya que se destruyen sus propiedades cuando lo calentamos hasta volverse perjudicial… es bueno para el colesterol, antioxidante y relajante. Su sabor es muy peculiar e intenso, y es lo que distingue a multitud de platos orientales y sobre todo japoneses…
Una vez que tenemos todos los ingredientes, la receta no puede ser más fácil…
Ingredientes (para 4 personas):
- 1,5 – 2 litros de agua
- 1 puerro o cebolla
- 1 zanahoria u otra verdura (brócoli, calabacín…)
- 1 puñado de setas shiitake (unas 6)
- 1 puñado de algas wakame (unas 2 cucharadas llenas)
- 4 cucharadas de pasta miso
- 2 cucharadas de aceite de sésamo
- sal
Preparación:
En una cazuela, ponemos a hervir los 2 litros de agua.
Mientras tanto, lavamos, pelamos y cortamos todas las verduras en trocitos muy pequeños, ya que así irán finalmente al servir la sopa:
Cuando el agua esté hirviendo, agregamos todas las verduras y las algas y las dejamos a fuego medio durante 10 minutos:
Cuando vayamos a servir la sopa (NUNCA antes), ponemos la pasta miso en un cuenco y tomamos un cucharón de líquido de la sopa, para ayudar a disolverlo bien con ayuda de un tenedor o varillas. De esta manera nos aseguramos que se distribuye bien por toda la sopa, y no quedan grumos salados… Cuando lo tengamos, lo incorporamos de nuevo a la cazuela fuera del fuego.
Agregamos por último unas gotas de aceite de sésamo, que le dará un toque delicioso y especial! Probad por si necesitase más sal:
Y ya estamos listos para servir!!! 🙂
Espero que os guste esta receta tan original, fácil y sana.
Podéis tomarla sola para cenar, o con cualquier segundo plato que os apetezca!
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